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jueves, 10 de enero de 2013

Reflejos





Es tanta la distancia

que  media entre el amor

y la literatura,

que se me hace difícil describir

una emoción, un gozo... Desde esta realidad de perogrullo

¿cómo podría describir

los recorridos de una sangre

que se altera y se enciende con los besos?

 ¿Cómo se puede describir

la persuasión de una caricia

sobre la piel, las puertas que abre

las lluvias que concita,

los vastos cataclismos que provoca?

Nuestros cuerpos enamorados

recrean sin cesar la sinfonía

gozosa de la compenetración,

a la que un canto pasional

no puede aproximarse ni aun teniendo

todo el poder de la palabra.

Las dulzuras de un canto literario

pueden ser acertados reflejos de la dicha,

pero la dicha, propiamente,

es una apoteosis gloriosa de lo vivo,

es decir, vida

que se nutre de la excelencia.

 

2 comentarios:

  1. Precioso poéma..me dejas sin palabras, la dicha de un sentimiento vivo, pasional, vida que se nutre de la excelencia ni más ni menos!!!! Un beso preciosa ;)

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  2. Gracias, asi es el reflejo de sensasiones de la dicha de un sentimiento vivo, sé que aunque liado y sin apenas dormir, siempre me lees, eres fantástico, gracias de nuevo..un beso;)

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