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sábado, 30 de julio de 2011

El dinero no lo es todo



… pero prefiero llorar en un Ferrari…

Hace pocos días escuché una frase que me impactó “Uno debe esforzarse por ser quien es, no por ser quien no es” y llamó mi atención que viniera de un hombre (no escribiré su nombre) que fue una figura muy importante en su oficio hace ya unos años pero tristemente famoso por su arrogancia debido a su prestigio y su salario, hasta que la vida le enseñó una lección.

La frase se refería a la historia de otro hombre, uno que tuvo todo lo que alguien pueda desear, salud, dinero y amor, pero que de un día para otro lo perdió; enfermó gravemente, quebró, sus dos hijos murieron de manera trágica y su esposa finalmente lo abandonó. Para colmo de males sus “amigos” nunca le dieron palabras de aliento, ni le prestaron ayuda económica, tampoco lo consolaron, se limitaron a estar allí criticándolo y responsabilizándolo por su condición, en otras palabras adoptando la posición de jueces.

Este hombre no perdió por un instante los estribos, ni mudó su personalidad; aún en los momentos más humillantes, supo reconocer que en esencia su valor personal no estaba cuantificado por sus posesiones ni representado a través de su fama. Al final sanó, recuperó lo que tuvo y lo multiplicó. Lo interesante es que no tomó represalias contra sus “amigos” ni adoptó su misma postura al mejorar su situación.

Este sujeto se preocupó por ser siempre quien “era”, sabía muy bien que aunque no hubiera un techo sobre su cabeza ni una cama cómoda bajo su cuerpo, ni una mujer que lo apoyara ni unos hijos que lo consolaran, ni cuentas bancarias ni trajes de diseñador, ni alimentos ni una mano amiga: El no perdería su identidad.

Esta historia nos lleva a la siguiente reflexión:

¿Es el dinero y lo que representa tan importante para cambiar nuestros valores y hasta nuestra personalidad?

No nos engañemos, según la popular cita árabe “por  dinero baila el perro” pero si el perro tiene dinero le llaman Don Perro. A la hora de considerar la importancia del dinero se debe tener en cuenta su costo y utilidad.

Hay cosas en la vida que no se valoran sino cuestan y el dinero (efectivo) es una de ellas. También deberían serlo el amor de la familia, una amistad sincera, nuestra integridad, manera de ver el mundo e ideas.

El dinero ciertamente es necesario, cubre necesidades, da comodidades y cierta tranquilidad; el que no nos vuelva locos depende más de no darle un lugar intimo en nuestras vidas, es decir, que “la pasta” como se dice vulgarmente en muchas ocasiones no determine nuestra personalidad.

En la temporada “difícil” del pasado año, hablando de su empresa, un amigo me decia:




 “El dinero no lo es todo pero prefiero llorar en un Ferrari”, dado el sentido del humor que le caracteriza nos reímos y luego me decía:
 “todo se trata solo de dinero, pero estamos unidos, haciendo referencia a su hermano y socio, tenemos capacidades, el amor y apoyo de los nuestros…pasará”
y es cierto, todo pasa, nada es eterno, las dificultades  económicas  obligan de una forma u otra a ser más creativos y organizados con el trabajo y el presupuesto, y a buscar alternativas.

En realidad, pasar momentos difíciles en una empresa cuando es de tu propiedad y habiendo  gente que depende de ella, no es una maravillosa situación, pero hace que te formes y  hace que te des  cuenta que no eres tan “todo terreno” como a veces se suele creer, hace que uno luche, ya casi ni por ti, sino por la gente que de ti depende.

Por otra parte, cuando todo va bien es “fácil” y esta muy bien disfrutarlo, solo que debemos recordar que seguimos siendo nosotros mismos, que el vil metal no nos define y que da lo mismo ver la hora en un reloj de piñata que en un Rolex, lo que importa es de quién es la mano que lo luce.

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