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jueves, 18 de agosto de 2011

Basura emocional



La mayoría de las veces  cuidamos de lo que comemos, buscamos la etiqueta que diga CERO GRASA , los lácteos light; los refrescos con cero azúcar, el mejor aceite, en fin nos ingeniamos para consumir la mejor calidad; los alimentos más frescos y nutritivos.

Pero muy pocas veces estamos atentos a lo que consumimos emocionalmente. Vamos en nuestro vehiculo conduciendo y en medio del tráfico, nos desatamos en una guerra sin resolución de quién toca más fuerte el claxon, nos mandan a lavar los platos y vamos a la velocidad adecuada en el carril  correspondiente y  en retribución oímos palabras recordando a la madre del otro; nos alteramos si el cajero del banco tarda unos minutos más en atender a cada cliente, nos desespera, generamos intrigas, nos estresamos, tarareamos nefastamente las canciones de amor más populares como: “yo ya no creo en milagros”, “si tú no estás a mi lado”; y al final del día; ingerimos miles de calorías emocionales que hacen que nuestro ser esté agotado, sin energía, y un poco confundido.

Pero para postre no olvidamos  ver alguna película dramática, o las noticias, así las últimas imágenes que se quedan en nuestra conciencia son de muerte, sangre, dolor,  y sufrimiento. ¿Y qué soñamos? ¡Mucho de lo que vivimos!

Sin darnos cuenta día a día mal alimentamos  nuestras emociones y creencias; creamos un mundo personal de limitaciones y escasas oportunidades; los mensajes que nos decimos son recurrentes quejas, suspiros de hastío, y negación y resistencia a lo que nos sucede. Todo lo que ocurre llega a nosotros, somos como una esponja que absorbe, consciente o inconscientemente.

 ¿No crees que es hora de parar? ¿Sería bueno un cambio de programación mental en tu vida?

¿Te animas? ¡Es muy fácil! Sólo empieza buscar otras gafas para vivir, deja las oscuras, y ponte una de colores, que te permitan ver el día a día de colores brillantes y luminosos.

Sin ir más lejos, hace unos días vi una propaganda “detestable” acerca de la promoción de un concurso de modelos. Las imágenes muestran a dos mujeres hermosas luchando; tirándose de los pelos,  y un lema muy peculiar: “una modelo no es nada sin competencia.”

Me quedé reflexionando sobre lo que vi y me pregunté primero ¿Cuál es la necesidad de mostrar la competencia a través de la violencia? ¿No suceden demasiadas cosas en nuestro país para apelar a la violencia física como herramienta publicitaria? ¿Qué crees que aprenden las adolescentes con esto? ¿Qué mensaje erróneo estamos, como sociedad, trasmitiendo?

Por otro lado, me quedé pensando, ¿qué tal si la próxima vez eligen a dos modelos apoyándose a entrar al casting, prestándose ropa o zapatos? ¿Por qué no vender la idea del paradigma ganar-ganar? ¿Por qué no atrevernos a jugar en equipo aún con nuestro competidor?

Porque más allá y más acá del marketing, el mensaje latente en el inconsciente colectivo es que, para ganar, hay que aplastar o vencer al otro; en lugar de entender que, para ganar, hay que ser  y dar el 100%; esforzarse las veces que sean necesarias, aprender, estudiar, dar  sin miedo, pararse en el amor, irradiar posibilidades, ser una posibilidad para el mundo.

Basura emocional es lo que vende ahora y nadie piensa en lo que aprenden con esa basura los adolescentes de hoy que serán nuestro futuro ¿Realmente que nos espera? Miedo me da pensarlo.

Hay que fomentar los valores y hacerles ver y hacernos ver que sin esfuerzo nada  se consigue y sin valores no somos nada ni nadie.



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