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martes, 27 de septiembre de 2011

La Piedra



Siempre suelo ir con carreras a todos lados, como si el mundo se me fuera a ir en un minuto, el querer hacer tantas cosas al mismo tiempo o al menos, en el menor tiempo posible, hace que uno termine la jornada agotada.
Es obvio que  vivir en el centro de la ciudad, también te conduzca a ello, aquí no caminamos, vamos volando, sobre todo en la mañana que se va sin uno darse cuenta, y yo que siempre voy despistada y pensando solo en la tarea del día y el tiempo del que dispongo para hacerla, pues pasa lo que pasa, ayer casi me mato al tropezar con un piedra mal colocada cerca de una obra, menudo susto me llevé, aunque debo decir, que por suerte no caí al suelo, pués paradójicamente como si de un ángel se tratara, me vi rodeada de unos brazos que me sostenían, un paseante amable que venia en mi dirección estuvo tan oportuno de anticiparse y ver la piedra y mi estado de despiste, le di las gracias amablemente y él con un sonrisa dulce me contestó: De nada, gracias a ti por estar aquí.
Confieso que estas palabras me sonrojan, sobre todo si te las dice un desconocido, le dije adiós, no sin volver a darle de nuevo las gracias y  seguí mi camino, casi tímidamente, le volví a mirar y  te quedas pensando eso que dicen algunos, de que tienes un ángel en tu vida, que te guía y protege, no sé quien es ese señor, pero son de los que dejan huellas, su mirada aún  me persigue, aunque ya no le vuelva a ver y si digo esto, no es porque no quiera o no pueda, porque ese amable caballero me dejó una tarjeta y sin mirarla  pensé en dos cosas:
 Se fijó que llevaba  una cartera llena de expedientes y pensó que mi trabajo se relacionaría con el suyo ¿voy mal encaminada?  O tal vez por otros motivos que invitan a pensar en una tarde de paseo o conversación en un café, ¿amistad quizás? de  momento no voy a llamar, quien sabe si mañana por no decir en un futuro lo  haga.
Ya ves, lo que podía terminar en una posible lesión, Dios sabe donde, terminó en una sensación agradable, en una mañana de improvistos y sonrisas…y de sustos por que no decirlo….
La Piedra.
El distraído, tropezó con ella.
El violento, la usó como proyectil.
El emprendedor, construyó con ella.
El caminante cansado, la usó como asiento.
Para los niños, fue un juguete.
Drummond, hizo poesía con ella.
Michel Ángelo extrajo, de ella, la más bella escultura.
Y en todos los casos la diferencia no estaba en la piedra, sino en el hombre.
No existe piedra en el camino que no puedas aprovechar para tu propio crecimiento.
Miro su tarjeta y veo que es profesional en Leyes, evidentemente, si, su profesión se relaciona con mi trabajo.
Quien sabe si mañana me puede ayudar en algo importante..siempre que no se parezca a una caída  por una piedra mal colocada….que con una basta ¿ o no ?

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